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SIMÓN B0LIVAR.

viernes, 24 de noviembre de 2017

MAESTROS DE SIMÓN B0LIVAR


·       Andrés Bello: (Caracas, 1781 - Santiago de Chile, 1865) Filólogo, escritor, jurista y pedagogo venezolano, una de las figuras más importantes del humanismo liberal hispanoamericano. Andrés Bello tuvo el inmenso privilegio de asistir, en sus 84 años de vida, a la desaparición de un mundo y al nacimiento y consolidación de uno nuevo.

Conoció las tres últimas décadas de dominación española de América, y sucesivamente el período de emancipación de las colonias españolas en el nuevo continente y la gestación de los nuevos estados nacidos del proceso de Independencia. Que fuera un privilegio lo que no deja de ser una mera coincidencia cronológica se debió a su extraordinaria capacidad para comprender y estudiar desde dentro y para impulsar efectivamente los resortes de la realidad que le tocó vivir.


ANDRES BELLO.

BI0FRAFIA.
Andrés Bello nació en Caracas, a la sazón sede de la Capitanía General de Venezuela, el 29 de noviembre de 1781. En su ciudad natal residió hasta los 29 años de edad. Sus padres, Bartolomé Bello y Ana Antonia López, no hicieron nada por impedir la voraz pasión por las letras que manifestó desde su niñez. Después de cursar sus primeros estudios en la Academia de Ramón Vanlosten, pudo familiarizarse con el latín en el convento de Las Mercedes, guiado por la amable erudición del padre Cristóbal de Quesada, que le abrió las puertas de los grandes textos latinos.
A los quince años, Bello ya traducía el Libro V de la Eneida de Virgilio. Cuatro años después, el 14 de junio de 1800, se recibía de bachiller en artes por la Real y Pontificia Universidad de Caracas. Y fue en aquel año de 1800 cuando se produjo su primer encuentro con un gran hombre, que abrió ya definitivamente los diques de su curiosidad e interés por la ciencia: Alexander von Humboldt, a quien acompañó en su ascensión a la cima del Pico Oriental de la Silla de Caracas, que entonces se conocía como Silla del cerro de El Ávila.

Bello inició entonces los estudios universitarios de derecho y de medicina. De familia modestamente acomodada, él mismo costeó en parte sus estudios dando clases particulares; junto a otros jóvenes caraqueños, figuró entre sus alumnos el futuro Libertador: Simón Bolívar. Además de estas actividades, a las que sumaba el estudio del francés y el inglés, Bello se sentía atraído sobre todo por las letras, y comenzó a escribir composiciones poéticas y a frecuentar la tertulia literaria de Francisco Javier Ustáriz.

A los veintiún años recibió su primer cargo público: oficial segundo de la secretaría de la Capitanía General de Venezuela, del que fue ascendido en 1807 a comisario de guerra y secretario civil de la Junta de la Vacuna, y en 1810 a oficial primero de la Secretaría de Relaciones Exteriores. En 1806 había llegado a Venezuela la primera imprenta, traída por Mateo Gallagher y James Lamb, muy tardíamente por cierto, si se piensa que la primera instalación de una imprenta en América se remonta a 1539, en la capital de Nueva España, México. En 1808 comenzó a publicarse la Gaceta de Caracas, y Andrés Bello fue designado su primer redactor.


En estos años de intensa actividad oficial comenzó a gestarse su gusto por la historia, la historiografía y la gramática, que quedó tempranamente plasmado en su Resumen de la historia de Venezuela, extraordinario primer brote en el que ya están presentes los principios humanistas rectores de su obra futura; en su traducción del Arte de escribirde Condillac, impresa sin su anuencia en 1824; y sobre todo en uno de sus fundadores estudios gramaticales: el Análisis ideológica de los tiempos de la conjugación castellana, obra que comenzó a escribir hacia 1810 y que se publicaría en Chile en 1841.


PRINCIPALES OBRAS.


1.   P0ETICAS: Como poeta, la valoración actual de su obra le otorga una importancia más documental que literaria. Andrés Bello poseía una extensa erudición poética, amén de un minucioso conocimiento del oficio, pero carecía del don creador. En el fondo (y a pesar de que, como dice Mariano Picón Salas, fue romántico a ratos), Bello nunca pudo salir del molde del neoclasicismo en el que se había formado, y es antes un diestro versificador que un verdadero poeta. Su extensa e inacabada Silva a la agricultura de la zona tórrida (fruto de su estancia en Londres entre 1810 y 1829) es una palpable muestra de pasión americanista.

Un modo natural de clasificar los poemas de Andrés Bello es separar las poesías originales de las traducciones o imitaciones. Así, en un grupo encontramos poemas de imitación, traducidos o versionados, como Los DjinnsLa tristeza de OlimpioOración para todosMoisés salvado de las aguas y Fantasmas, bajo la influencia de Víctor Hugo. Se le debe asimismo una traducción en verso del Orlando enamorado. Como filólogo, Andrés Bello se aplicó al remozamiento del Poema del Cid, trabajo que dejó inconcluso. Comenzada en 1823, su versión del Poema del Cid o Gesta de mío Cid constituye una obra maestra de erudición y buen gusto, siendo quizás la que más ha contribuido a difundir su nombre.

2.   FIL0S0FICAS: Pero quizás la de filólogo haya quedado como la faceta más perdurable de la personalidad de Bello. Ya se ha aludido a su reconstrucción del Poema del Cid; es preciso reseñar ahora su obra Principios de ortología y métrica de la lengua castellana, publicada en Santiago de Chile en 1835. La primera parte, la ortología, en la que analiza las bases prosódicas del español y los vicios habituales de pronunciación, especialmente los de Hispanoamérica, se considera hoy envejecida ante los modernos estudios de fonética, que han renovado totalmente esta disciplina.
Pero la métrica, que es la obra de un erudito y de un poeta, sigue teniendo plena actualidad. Frente a Hermosilla y Sicilia, que representaban el criterio neoclásico que quería a todo trance ver en el verso castellano la sucesión de sílabas largas y breves (es decir, un remedo de los pies griegos y latinos), Andrés Bello planteó los verdaderos fundamentos del verso castellano: "Después de haber leído con atención -dice- no poco de lo que se ha escrito sobre esta materia, me decidí por la opinión que me pareció tener más claramente a su favor el testimonio del oído".
3.   JURIDICAS:  los Principios de derecho de gentes (1832) de Andrés Bello ilustran su condición de jurista preparado y capaz, de reputado político e internacionalista que desempeña importantes cargos públicos en Chile y cuyos servicios son solicitados por los Estados Unidos para un arbitraje en cuestión de límites, y también por Perú y Colombia. Más influyente sería aún su labor como redactor del Código Civil chileno de 1852, cuerpo jurídico promulgado en 1855 que reglamenta las relaciones de la vida privada entre las personas. En vigencia desde 1857, fue un código modelo para diferentes naciones sudamericanas, y no necesitó de una primera reforma hasta 1884.

En 1840, 1841 y 1845 se habían nombrado comisiones encargadas de redactar un proyecto de Código Civil, pero indefectiblemente habían terminado sucumbiendo ante la magnitud de la empresa y disolviéndose sin lograr resultado alguno. Andrés Bello, miembro de la última, prosiguió por sí solo dicho trabajo, hasta que, concluido, pudo presentarlo en 1852 al gobierno, el cual ordenó su impresión y nombró una comisión revisora presidida por el propio presidente, Manuel Montt. Cumplida esta tarea, el proyecto fue enviado para su aprobación al Congreso Nacional. El 14 de diciembre de 1855 se promulgaba como ley de la República para comenzar a regir el 1 de enero de 1857.
  
El nuevo código armonizó sabiamente el antiguo derecho de Roma y de España con los nuevos principios de la Revolución Francesa recogidos en el Código Napoleónico. A diferencia de las excentricidades que cometían algunos gobiernos de la región, como el de Andrés Santa Cruz, que en su tiempo había dispuesto la traducción y promulgación del Código Napoleónico para Bolivia, Andrés Bello supo adaptar a la realidad cultural americana la tradición jurídica europea. Por esta razón fue adoptado como propio por otros gobiernos americanos, y en Chile se encuentra aún vigente, aunque, obviamente, con cambios significativo.


·        SIMÓN RODRIGUEZ: Nació en Caracas el 28 de octubre de 1769.Murió en Amotape (Perú) el 28 de febrero de 1854. Simón Rodríguez fue uno de los intelectuales americanos más importantes de su tiempo, destacando por su profundo conocimiento de la sociedad hispanoamericana, el cual posteriormente trasmitirá a Simón Bolívar al desempeñarse como su maestro y mentor.



SIMÓN RODRIGUEZ.

En cuanto a su vida familiar es poco lo que se sabe. En mayo de 1791 el Cabildo de Caracas lo admite para ejercer el cargo de maestro en la escuela de primeras letras para niños, lugar al que llegará al año siguiente Bolívar para iniciar su educación. En junio de 1793 se casa con María de los Santos Ronco, acto en el cual se declaró "Expósito de esta feligresía", término que se solía y se suele utilizar para designar a aquellas personas abandonadas por sus padres.

Dos años después, tras fugarse el niño Bolívar de la casa de su tutor, es enviado a casa de su maestro Simón Rodríguez quien se encargará definitivamente de su formación. Durante este tiempo Rodríguez fue ganado a la causa independentista debido a la lectura de los pensadores de la Ilustración; por lo que en 1797 se vincula al proyecto de emancipación inspirado por el pedagogo mallorquín Juan Bautista Picornell, en asociación con los venezolanos Manuel Gual y José María España. Luego del descubrimiento y fracaso de esta primera tentativa revolucionaria, Rodríguez es expulsado de Venezuela, adonde no regresará jamás. En 1797 luego de su salida del país, se traslada a Kingston (Jamaica) donde residirá por algún tiempo y en el que cambiará su nombre por el de Samuel Robinson. Posteriormente, viaja a Estados Unidos donde vive hasta fines de 1800.

Exilio y vida en Europa.


En abril de 1801 se halla en Bayona (Francia), de donde pasa a París y allí traduce, ese mismo año, la Atala de Chateubriand. En esta ciudad se encuentra de nuevo con Simón Bolívar en 1804, convirtiéndose a partir de este momento en una figura decisiva en el rumbo que tomará la vida del futuro Libertador de América.

En tal sentido, juntos parten en abril de 1805 a un viaje que los llevará a Lyon y Chambery para luego atravesar los Alpes y entrar a Italia. En Milán presencian la coronación de Napoleón Bonaparte como rey de Italia. Finalmente, la gira culmina en Roma, donde el 15 de agosto del mismo año, Bolívar, junto a Rodríguez y Fernando Toro, jura dedicarse por completo a la causa de independencia de Hispano-américa.

Gracias a que el texto quedó grabado en la memoria de Rodríguez, el mismo paso a la posteridad como sigue a continuación: "Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por mi patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español".

Luego de una breve visita de Bolívar a Nápoles retornan a París hacia fines de 1805, separándose tiempo después. En 1806 inicia un largo peregrinar por Europa, viviendo en Italia, Alemania, Prusia, Polonia y Rusia; que culmina en 1823 cuando llega a Londres donde se encuentra con Andrés Bello, emprendiendo ese mismo año el retorno a América.

MUERTE.


En 1842 se encuentra en Lima, donde reedita su obra "Sociedades americanas" publicada en 1828. Un año después emprende un viaje con destino a Ecuador, ocurriendo a su paso por el puerto de Paita (Perú) una entrevista entre él y Manuela Sáenz, ésta anciana y próxima a morir. A Ecuador llega a fines del mismo año, visitando Guayaquil, Quito y residiendo luego en Latacunga donde dio clases en el colegio San Vicente. 

En los años finales de su vida Rodríguez va a Guayaquil, donde se perderá buena parte de su obra en un incendio ocurrido en dicha ciudad. En 1853 emprende de nuevo viaje al Perú, lo acompañan su hijo José y Camilo Gómez, compañero de éste; será Gómez quien lo asistirá en el momento de su muerte ocurrida en el pueblecito de Amotape. Setenta años después de su deceso, sus restos fueron trasladados al Panteón de los Próceres en Lima, y desde allí, al siglo justo de su fallecimiento, fueron devueltos a su Caracas natal, donde reposan en el Panteón Nacional desde el 28 de febrero de 1954.

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